
O es lo que anoche pude percibir.
Sinceramente me quedé enganchada porque tenía necesidad absoluta de ver algo más...y creo que lo consiguieron.
En mi opinión, sé que detractores salen siempre por doquier, fue una gala con estilo, con el glamour necesario que requiere una fiesta de este tipo.
El cine se lo merece, y al cine español visto lo visto últimamente con tantas buenas sorpresas le debían una ceremonia en toda regla.
Ya quedaron atrás... (ya era hora...) reivindicaciones echas en patios ajenos, aquellos momentos de tensión protagonizados por unos cuantos en los que la política y es más las luchas políticas estaban muy por encima del séptimo arte, la única estrella que debía brillar anoche.
Parece que han colgado resentimientos no vividos por la mayoría y que por nuestra salud mental debieran dejarlos para otros parlamentos.
El cine es entretenimiento, magia, historias que hacen soñar, el cine es ilusión y perspectiva de muchas cosas, también es historia y enseñanza y así debieran verlo sus trabajadores.
Me encanto la vuelta a escena de Almodóvar, como no si es tremendo¡¡, se le echaba de menos porque a los monstruos se les coge cariño y más cuando nos ofrecen tanto y tan variado como él.
Hasta vimos sonreír a "Bardem" cosa insólita en él...
Es como si Alex de la Iglesia los hubiese adoctrinado a todos, convirtiéndoles en muchísimo más amables ante los ojos de quien realmente importa en la empresa del cine...los espectadores.
Entre Ágora y Celda 211 se mascó la tragedia, pero al final creo que ganó el cine y no la taquilla.
Son los primeros Goya en los que he disfrutado de verdad, bromitas hubo pero menos que en otras ocasiones, digamos que las justas, por una vez no copiamos a los americanos en ese aspecto cosa de la que me alegro muchísimo.
Me parece que ha quedado claro que tenemos un plantel de actores y actrices geniales, y gracias a su presidente se han humanizado"
Todo llega...