
El recuerdo que guardaba de mi última visita, tengo que decir que han pasado muchos años, era el de una ciudad absolutamente grisácea, plomiza, sombría, envuelta en una enorme nube de humo que empapelaba todas las fachadas de los edificios, posiblemente en ese recuerdo juvenil no había en mi elementos de juicio para saborear lo que ya evidentemente era una gran ciudad.
En este puente-acueducto que hemos disfrutado y penado por sus consabidos atasquitos los que vivimos en el "foro", decidí volver a visitarla.
Mi reencuentro con Bilbao fue simplemente impactante, tuve que deshacer toda la estructura mental que me había forjado sobre ella y desdecirme de mis anteriores valoraciones, me encontré en una ciudad amable, paseable, y llena de luz una mezcla no demasiado fácil de encontrar. Rectificar a tiempo siempre es un punto a favor...
Y ahora viene cuando la matan...
El Guggenheim , para mi absolutamente deslumbrante, un toque exagerado de futuro, una obra valiente y rompedora, que puede gustar o aterrorizar pero desde mi criterio, nada experto en arquitectura por supuesto, y solo dejándome guiar por las emociones que me trasmite aquello que miro... espléndido.
Sé que muchos no son partidarios de mi particular visión...y no miro a nadie ;), pero es justamente la atmósfera de la que me he rodeado estos días y la que tengo que transmitir.