Ya está el lunes dando sus últimos coletazos, el minutero de mi reloj avanza demasiado deprisa, creo que a una velocidad que no es la establecida en el Sistema Internacional o tal vez soy yo la que se empeña en ver los días más cortos y menos sustanciosos?...
Si me pongo notálgica, recuerdo que de pequeña las horas se hacían interminables, los días eran enormes extensiones de terreno que abonábamos con multitud de experiencias, de ideas, de juegos, en aquellos años se producía el efecto contrario, deseábamos con muchas ganas que pasaran esos segundos lentos y calmosos por que inexcusablemente nos esperaba el mañana con más y más historias que vivir, con emociones que compartir y lo que era más apasionante siempre teníamos alguien que participaría activamente en nuestra siguiente jornada.
Pero en aquellos momentos nuestra existencia estaba completa, nadie ni nada faltaba, el sentimiento de pérdida aún no figuraba en nuestro léxico, la vida transcurría sin peligros ni miedos que la asaltesen a cada paso.
Eran momentos más o menos felices e incluso a veces algo insensatos, colmados hasta los topes de una cierta locura que proporcionaba un paso hacía la imprudencia, la intrepidez, ingredientes todos ellos aptos para porporcionarnos una existencia mucho más placentera.
Hoy todo es muy distinto, "las ausencias de muchos" de los que pertenecían a nuestra vida más íntima invita a la prudencia, pocos momentos se llenan con gotas de felicidad auténtica porque pasamos la mayor parte de nuestro tiempo disfrazando emociones, haciendo parecer lo que en el fondo no existe, enseñando a los demás nuestra cara más amable cuando lo que tenemos es casi siempre el gesto fruncido interiormente, el dolor y la pena terminan por minar hasta aquellos corazones que ponemos resistencia y no dejamos que nos aniquilen fácilmente.
Esta tarde tengo el interior "tocadito", puede que sea momento de dejarlo aquí aunque de ausencias ,vacios, huidas y viajes sin retorno tengamos que hablar más adelante.
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